Hola a todos. Voy a dedicar la primera entrada del blog a tratar de
explicar por qué decidí darle este nombre un poco extraño. Es una palabra
latina, que traducida al castellano significa literalmente "por encima (supra-)
de las nubes (-nubius)"
Crece en la isla de Tenerife una planta que, a primera vista, no nos
llama mucho la atención. Tiene porte arbustivo y forma pequeños bosquetes junto
a otras especies también de porte arbustivo o herbáceo. Es la retama del Teide.
Quizás con ese epíteto ya nos podemos dar cuenta de que tiene algo especial:
¿Por qué "del Teide"? Se da la circunstancia de que esta especie sólo
crece en las cumbres de dos islas canarias: La Palma y, sobre todo, Tenerife.
Su ámbito de distribución queda circunscrito a un área de aproximadamente 200Km2
por encima de 1.800 metros de altitud, pudiendo crecer algunos ejemplares
a más de 3.000 metros, en las mismas laderas del Teide.
Ejemplar de retama del Teide en las inmediaciones del Observatorio
Atmosférico de Izaña.
Esta particularidad, el hecho de que sólo crezca a partir de unos 1.800
metros de altitud, ha quedado reflejado en su nombre científico: Spartocytisus supranubius. La primera
palabra hace referencia al género y la segunda a la especie. Y de ahí he tomado
prestado el nombre para este blog: "Supranubius". Se llama así porque
la retama sólo crece "por encima de las nubes".
Además, hay que decirlo, es una auténtica superviviente: en invierno
soporta estoicamente los envites de los fuertes vientos que azotan las cumbres
canarias, con rachas muchas veces huracanadas (es decir, que superan los 120
Km/h). En ocasiones padecen episodios de lluvias torrenciales que no la
benefician en nada; lo único que hacen esas lluvias tan fuertes es erosionar el
terreno donde se asientan. También tiene que vérselas con el frío: los vientos
fuertes vienen acompañados de temperaturas muy bajas, muchas veces por debajo
de los cero grados. Si a estas condiciones ambientales le añadimos un nuevo
ingrediente, la niebla, se puede acumular hielo en sus ramas (fenómeno conocido
como cencellada), que crea un espectáculo visual incomparable.
Ejemplar de retama del Teide con
cencellada en el Observatorio Atmosférico de Izaña, el pasado mes de enero
Hay veces que la Naturaleza supera todas las previsiones, y la acumulación
de hielo y nieve es extraordinaria. Eso ocurrió a mediados de febrero de 2014
en el entorno de Izaña. Y ahí estaban las retamas. Y sobrevivieron:
Comparación del aspecto de una
parcela acotada en las inmediaciones del Observatorio Atmosférico de Izaña. En
la imagen superior vemos en primer plano un codeso (Adenocarpus viscosus), que
suele acompañar a las retamas y, justo detrás, un ejemplar precisamente de
retama. En la imagen inferior podemos observar cómo quedaron estos ejemplares
literalmente sepultados por una capa de casi un metro de grosor de nieve y
hielo.
Puede parecer que, desde luego, el invierno no es la estación ideal para la
supervivencia de la retama del Teide. Pero el verano no es mucho más amable, ya
que aparecen dos enemigos silenciosos, invisibles, pero también letales: la
radiación solar y la sequedad ambiental. El adjetivo "supranubius" no
es casual: mientras que las costas y medianías del Norte de Tenerife disfrutan
de un clima fresco a lo largo de todo el año, con la clásica "panza de
burra" (capa de estratocúmulos asociados al alisio que con frecuencia
cubren los cielos en las zonas a barlovento), en las cumbres se disfruta (por
decirlo de alguna manera) de más horas de sol que en ningún lugar de España.
Además, la atmósfera está muy limpia por encontrarse lejos de fuentes de
contaminación antropogénica, por lo que no hay apenas barreras para la
radiación ultravioleta, que a partir de ciertas dosis comienza a ser nociva
para los seres vivos. La retama se protege de esta radiación (y de la extrema
sequedad debida a la subsidencia anticiclónica, de la que hablaré en futuras
entradas) adoptando un porte reducido y minimizando el tamaño sus hojas,
órganos que, además de realizar la fotosíntesis, son los encargados de la
transpiración.
Pero esta austeridad se interrumpe en primavera. Una de las cosas que más
me fascinan de la retama es, aparte de su capacidad de resistencia, la
explosión de vida con la que impregnan el Parque Nacional del Teide en
primavera, con una floración absolutamente espectacular. Flores delicadas como
su fragancia que, además, tradicionalmente se han utilizado para producir miel
con unas propiedades organolépticas únicas.
Retama del Teide en plena
floración, primavera del 2014.
Detalle de las flores de la
retama del Teide, de color rosáceo. Las flores pueden presentar esta tonalidad,
aunque muchas veces son blancas.
Abeja libando en una flor de
retama. La apicultura es una actividad tradicional que aún perdura en ciertas
zonas del Parque Nacional del Teide.
Por todo esto, y porque me gusta la palabra, he decidido llamar
"Supranubius" a este blog. Espero que en las futuras entradas (que
procuraré que sean más cortas que esta) descubráis el fascinante espectáculo
que tenemos sobre nuestras cabezas (o debajo de nuestros pies si tenéis la
suerte de estar en lo alto de una montaña y podéis disfrutar de la incomparable
belleza de los "mares de nubes"). Si se despierta en vosotros el
"gusanillo" de mirar al cielo de vez en cuando, ya me daré por
satisfecho.
Y como el movimiento se demuestra andando, aquí tenéis un ejemplar maduro
de retama del Teide con forma anular en flor y, al fondo, por debajo, el mar de
nubes. Está claro, ¿no? ¡Bienvenidos a Supranubius!
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