En un blog dedicado a la meteorología escrito en las Islas Canarias es casi obligatorio hablar de uno de los fenómenos meteorológicos más
singulares y a la vez más representativos de este archipiélago: el mar de
nubes. Desde luego, no es algo exclusivo de las "islas afortunadas"; se puede observar en otras muchas partes del mundo. Pero las características climáticas de la zona donde se encuentran ubicadas estas islas así como la imponente orografía de la mayoría de ellas permite la observación -y el disfrute- de este fenómeno con más frecuencia y facilidad que en otros lugares. Como hay mucho que contar, le dedicaré más de una entrada.
Generalmente se denomina mar de nubes a una capa de nubosidad que se extiende horizontalmente por debajo de nuestro punto de observación, el cual habitualmente está situado a una altitud considerable. Las nubes que conforman dicha capa suelen pertenecer a los géneros Stratus y Stratocumulus y probablemente se le ha dado este nombre porque cuando lo observamos tenemos la sensación de estar frente a un auténtico mar que puede abarcar decenas, cientos o incluso miles de kilómetros cuadrados de superficie. A pesar de la gran extensión horizontal que es capaz de alcanzar, su grosor por lo general no supera algunos centenares de metros.
Así pues, para observar el mar de nubes necesitamos estar en un punto elevado (en la cima de una montaña, por ejemplo). Si al encontrarnos en dicho punto se está produciendo el fenómeno, la capa nubosa ocultará parcial o totalmente el valle o páramo que se encuentra por debajo. Si estamos en la parte más alta de una isla, el mar de nubes impedirá ver sus zonas bajas y tapará una buena porción del mar que la rodea. Pero, ¿por qué se forma el mar de nubes?
Los mecanismos que dan lugar a la formación del mar de nubes pueden ser quizás un tanto abstrusos para los no iniciados en meteorología; tenemos que comprender ciertos aspectos relacionados con el comportamiento de la atmósfera, la capa gaseosa que rodea nuestro planeta. Voy a tratar de explicarlo de la manera más sencilla posible. Espero que la comprensión del fenómeno no le reste romanticismo (aunque eso ya depende de lo que sienta cada uno mientras lo observa).
Necesitamos, básicamente, dos cosas: que existan las condiciones adecuadas para que se formen nubes a no demasiada altitud y que "algo" las confine en las capas bajas de la atmósfera, que no les permita crecer verticalmente ni "escapar" hacia arriba. Para lo primero existen varios mecanismos, pero ahora nos vamos a centrar en el causante del mar de nubes en Canarias.
Los vientos alisios son uno de los ingredientes esenciales para la formación del mar de nubes. Se trata de unos vientos que soplan desde el nordeste, en general con carácter moderado, muy frecuentes a lo largo de todo el año, aunque el período en el que más claramente se manifiestan suele abarcar desde finales de primavera hasta mediados de verano. Como todos los vientos, soplan desde las áreas de altas presiones hacia las de bajas presiones (algo parecido a lo que ocurre cuando soltamos la boquilla de un globo: el aire está a presión en su interior y al soltarla dicho aire tiende a salir hasta que la presión del interior del globo se iguala con la del exterior).
A escala atmosférica, el área de altas presiones que en nuestro ejemplo era el globo y que causa los vientos alisios en Canarias es el anticiclón de las Azores. Nuestro archipiélago se encuentra situado en el flanco suroriental de dicho anticiclón, cuya ubicación varía a lo largo del año: en invierno se sitúa más cerca de las islas y generalmente está debilitado (tiene menos presión en su centro) y en verano suele subir de latitud, centrándose en el otro archipiélago macaronésico del que obtiene su nombre, reforzándose.
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Mapa esquemático del anticiclón de las Azores en invierno (izquierda) y en verano (derecha). |
El viento parte, por lo tanto, desde este anticiclón y se dirige hasta las zonas de bajas presiones intertropicales. Al hacerlo, arrastra agua superficial oceánica y permite el afloramiento de aguas profundas más frías (hay que recordar que cerca del archipiélago canario fluye, en las profundidades del océano, una corriente fría denominada corriente de Canarias). En ese recorrido el viento se humedece, por el contacto con la superficie oceánica, y se enfría, a causa de la referida corriente fría de Canarias. Así pues, cuando llegan al entorno del archipiélago los vientos alisios casi siempre son frescos y húmedos.
Teniendo en cuenta lo anterior, ahora hay que hacer referencia a otro fenómeno físico que ocurre en la atmósfera: la temperatura del aire suele descender con la altitud, porque la presión atmosférica es menor y por tanto los choques entre las moléculas que componen el aire también. Eso es exactamente lo que ocurre en la capa atmosférica más cercana al océano: la temperatura va descendiendo conforme ascendemos dentro de ella. Y resulta que la capacidad del aire para retener vapor de agua es proporcional a la temperatura. Por tanto, cuanto menor es la temperatura, menor es dicha capacidad de retención de vapor de agua. Como nuestra masa de aire está humedecida y enfriada por los vientos alisios, a una altitud determinada suele ocurrir que la masa de aire ya no admite más vapor de agua y se produce su saturación: el vapor se condensa dando lugar a la formación de nubes.
Ya sabemos, por lo tanto, que los alisios (con la colaboración de la corriente fría de Canarias) enfrían y humedecen las capas bajas de la atmósfera lo suficiente como para que se formen las nubes. Ahora necesitamos saber cuál es el fenómeno que hace que esas nubes se extiendan horizontalmente en niveles bajos sin escapar o crecer hacia arriba. Pues bien, ese fenómeno se denomina subsidencia, y se trata básicamente de descenso de aire desde las capas altas y medias de la atmósfera hacia las bajas.
En las latitudes a las que se encuentran las islas Canarias se produce en las capas altas de la atmósfera un fenómeno conocido como "convergencia": grandes cantidades de aire procedentes del norte y del sur se encuentran; podríamos decir que chocan y buscan un modo de escapar. La vía de escape suele ser hacia abajo, es decir, hacia las capas inferiores de la atmósfera. Y si antes hemos visto que al ascender dentro de una masa de aire la temperatura experimentaba un descenso, a este aire que se dirige hacia abajo le ocurre lo contrario: se comprime y se calienta. Llega un punto en que este aire en descenso se encuentra con la capa influenciada por los vientos alisios; para esta capa, el aire descendente superior actúa a modo de tapadera: la presiona impidiendo que escape de las zonas bajas.
Así pues, ya sabemos por qué se forman las nubes y cuál es la causa de que queden confinadas en niveles bajos. Este pequeño esquema resume todo lo dicho hasta ahora:
Tal y como vemos en el dibujo, el relieve de las islas (especialmente el de las más elevadas) también ayuda a la formación del mar de nubes, ya que cuando los alisios se topan en su recorrido con estas auténticas montañas emergiendo del mar se ven obligados a ascender para intentar superar esa barrera; en el ascenso se enfrían más y ello facilita la condensación y la formación de nubes. Como son unas islas tan elevadas las nubes generalmente no consiguen atravesarlas, de modo que quedan confinadas en las laderas a barlovento. Por eso es tan habitual el mar de nubes en el norte de las islas cuando soplan los alisios, mientras que el sur suele presentar cielos despejados.
En el nivel donde se produce el paso del mar de nubes a la capa superior más cálida tiene lugar lo que se conoce como inversión térmica: la temperatura sube bruscamente, a pesar de que, como hemos visto, normalmente ocurre lo contrario:la temperatura desciende con la altitud. Esta inversión térmica refuerza la "tapadera" de la que hemos hablado anteriormente, ya que si una masa de aire en ascenso encuentra otra masa a mayor temperatura por encima, no podrá seguir ascendiendo. Esto es debido a que su densidad será mayor que la de la masa más cálida, y la menor densidad del aire cálido es lo que provoca su ascenso en el seno del aire frío, al igual que una burbuja de aceite tiende a ascender dentro de un vaso de agua.
La fotografía superior nos muestra el mar de nubes confinado en el norte de Tenerife: el gran relieve de las islas más montañosas nos permite ascender por encima de la capa de Stratocumulus y disfutar de imágenes tan bellas como la que observamos aquí. Si ahora iniciásemos un descenso hacia la costa, en primer lugar nos introduciríamos en las nubes: nos veríamos envueltos por una densa capa de niebla que la vegetación ha sabido aprovechar muy bien, desarrollando mecanismos para captar las gotitas de agua que la conforman y surtiéndose así de un aporte hídrico extra, algo muy importante en un archipiélago donde las lluvias son escasas e irregulares, concentradas en fuertes temporales.
Si seguimos nuestro descenso, llegaría un momento en que la capa de nubes quedará por encima de nosotros. Su aspecto será claramente distinto: mientras que en su parte superior se nos mostraba de un color blanco brillante, por debajo aparecerá como una manta opaca de color gris oscuro. Es curioso, pero es exactamente la misma capa de nubes; lo que ha cambiado es la perspectiva del observador. Esta capa nubosa es tan persistente en las zonas del Norte de las islas más montañosas que hasta tiene un nombre local que la define perfectamente: la "panza burro":
Hay que comentar que el mar de nubes suele tener su tope más alto en invierno que en verano: en el primer caso alcanza generalmente altitudes comprendidas entre los 1.500 a 1.800 metros; en la estación estival la subsidencia es más fuerte y por tanto la tapadera más eficaz: normalmente el tope de las nubes queda entre unos 800 a 1.000 metros.
Quizás el mecanismo de formación del mar de nubes pueda parecernos un poco complejo, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que se trata de un fenómeno de gran belleza. En mi modesta opinión, es un atractivo natural más de las islas Canarias y así debería promocionarse: subir a un mirador situado por encima de las nubes ("supranubius") y contemplarlas durante un rato puede ser -y de hecho es- una experiencia fantástica que a pocos deja indiferentes.
Aquí tenéis algunos ejemplos:
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Mar de nubes en el Norte de Tenerife desde la cima del Teide, durante el amanecer del 25 de mayo del 2014 |
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Mar de nubes alcanzando el valle de la Orotava. 10 de mayo del 2014. |
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Mar de nubes al atardecer del 15 de junio del 2013. |
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Mar de nubes sobre el valle de La Orotava el 6 de julio del 2014. |
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